Quizá también te ha pasado en alguna ocasión el sentir que has hablado más de la cuenta.
O que te has expresado y, como que tus comentarios no eran esperados, pero ya has abierto la boca y, ya lo has dicho. ¿Y ahora qué?
Me repito sin cesar en la mente: he hablado demasiado….
Tienes la opción de seguir comentando, de permanecer en la escucha o seguir a lo tuyo y de algún modo apartarte de la conversación.
Con cuál te sentirías más cómoda, y por qué.
Lo cierto es que no solamente es hablar con voz, sino el hecho de pensar.
Emitir algún tipo de juicio en tu interior hacia algún hecho, sobre lo que hacen otros, sin conocer realmente qué ha sucedido.
Opinar es gratuito.
Puede resultar muy dañino, tanto para quién emite la opinión, como para la persona referenciada en ella.
Y es que no nos cansamos de repetir que: en la vida, nada sucede por casualidad. Los hechos llevan a un efecto.
Pues sí, como te decía, así es mi sensación.
Me pasa, aunque nunca es del mismo modo, depende de factores personales y ajenos, pero sí es incómodo sentir que algo ha estado a medias, que has hablado demasiado o injustamente te has referido hacia alguien que desconocías qué hacía.
¿Cómo quieres hacerlo tú?
Ahora soy consciente de que la vida, nos da oportunidades para aprender sobre estos detalles. De que podemos verlos en nuestros pensamientos, para poder cambiarlos antes incluso de que sean voz, texto y poder transformarlos.
Vivir presentes, nos permite ser los responsables cada vez más, de los detalles de toda experiencia y decisión, por pequeña o grande que esta sea.
Mensaje Espiritual Canalizado por Asun Adá ૐGracias por compartir sin modificar #enAmor
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