Me he encontrado cara a cara con el ayer.
Incluso con vidas anteriores.
Con ancestros.
He puesto un punto y aparte,
he sentido el hasta aquí.
Toca seguir para encontrar el punto y final a la historia.
Fin.
Hace años que se empezó a escribir, y otros tantos que dejé de escribirla, aún estando de algún modo mezclada en ella. Porque sí soy parte, pero como esos daños colaterales. En los que estás porque un día, sin tenerlo claro, te tocó estar, y luego te fuiste quedando.
Así daba comienzo la historia que me une a la casa del agua. A la que me destinaban cuando llegaban mis hermanos con sus novias y no había sitio para todos. Cierto que yo también estaba más cómoda y tranquila, dicho sea de paso. Parecido sucedió con la última cama que me habían comprado, fue estrenada por una pareja, que obviamente, no era ni yo.
No tengo aún del todo claro el cómo o dónde centralizar la historia de mis hechos pasados, y faltan cosas. En el recuento, falta el primer día, en que pase una noche en casa de mis padres estando en compañía de una pareja. Tampoco es para tanto, porque esas cosas hacen que se unan lazos, y a mi, me encantan cómo son los que yo tejo. Hay quién opina de manera totalmente opuesta, y también quién tiene la necesidad de una casa ajena a la parental, aún siendo simplemente con la única intención de pequeñas vacaciones y queriendo excusarse en ideas ajenas.
Pero lo cierto es que todos tenemos nuestras maneras de afrontar la vida.
¿Tú, eres como quieres ser?
Porque a medida que avanzan tus días, es posible que empieces a pensar en aquello que has dejado atrás por creer que tenías que hacer caso a la familia. Y créeme que cada uno en ellas, tiene su camino, y hace lo que le apetece. No merece la pena, para nada, perder el tiempo creyendo que puedes ayudar o que te ayuden, ambas ideas son confusas y en demasiadas ocasiones provienen de educaciones promovidas por una obligada necesidad.
Si eres mujer, quizá tengas “la suerte” de que te quieran nacida y soltera. Mejor sin hijos también. Todo ello con el fin de que puedas devolver el favor de haber llegado a la vida, y así cuides a los mayores de la casa, podrás sentirte intimidada y culpable, hasta el punto de plantearte dejar tu vida para hacerlo si fuese necesario.
Ten por seguro que si tienes hermanos, seguramente estarán encantados con la idea, ni se plantearán alternativas. Podrán seguir con sus vidas sin más. No se cuestiona nada de ello, salvo que se toquen temas hereditarios, y no me refiero ni al ADN o enfermedades.
Parece salido de otro siglo pero, aún sucede ahora.
Hay familias en las que las mujeres siguen siendo invisibles, por más que hagan, por mucho que se esfuercen. Sus trabajos son importantes, ellas lo son porque son fuertes, son valientes, pero dentro del seno familiar no se las valora.
Se las usa como a seres de los que se puede abusar, maltratar y dañar.
Existen muchas maneras de dolor, pero ese hacer sufrir tan injusto, merece ser observado.
Claro está que, desde quién lo causa, sufre su propio castigo personal.
Esos fuertes abusos pueden provenir de una mujer, incluso de la propia madre. En ocasiones no son conscientes de que el maltrato psicológico y todo lo que lo acompaña sigue dañando y está latente en nuestros días.
Tanto las mujeres más jóvenes como las que no lo son tanto, están expuestas cada día a distintos tipos de abusos porque la sociedad machaca sin escrúpulos queriendo o sin querer. Puesto que lo único que muchas veces importa es lo que uno piensa, sin importar lo que se haga al de enfrente. Importa que pienses antes de tomar una decisión, bien sea escrita, hablada o con hechos, qué más da.
Siempre, tómate un tiempo previo, para saber si con tus actos, ofendes a alguien.
Mensaje Espiritual canalizado por Asun Adá ૐGracias por compartir la #Canalización sin ser modificada #enAmor