Es posible tener dudas.
Crear ideas, si cabe aún, más fantasmagóricas de lo que ya habitualmente lo son.
Porque, ahora sí, lo creas o no, la realidad que crees que existe, pertenece a tu mente. Y a la mía. Somos quienes le damos forma y por esa razón, existe.
Ser honestos, es una decisión que deberíamos tomar al principio de la existencia, y por su naturaleza, mantenerla a lo largo de la vida. Afianzarla, si hace falta, con cada experiencia. Pero no siempre lo hacemos así.
¿Te cuesta la honestidad contigo?
Durante mucho tiempo dejé de serlo, al menos me traicionaba muchas veces.
Hoy por hoy, afortunadamente, doy gracias por haber aprendido esa lección, e ir sanando sin rendirme. Aceptando los caminos que elijo. Decidiendo, siempre que me lo permito.
Porque sí, cierto es que en alguna ocasión me doy cuenta de que he elegido que sean otras personas las que lo hagan por mí. Entonces, al hacerlo consciente, recapitulo en mi camino, y retomo la carretera por donde siento que he de ir.

Así es como avanzo cada día en el camino de mi despertar. Porque esta, es la tarea, es el plan del transcurso de la vida.
Cuando me doy cuenta de que he dejado de lado al ser que más me importa, me regalo una sonrisa. Es la complicidad para sentirme en mi Yo Soy, en mi calma interior que es tan básica para mi, como ojalá lo sea para ti y así, te ayude en tu proceso de recordar.
Somos todo.
Nos hemos creído que nos faltaban cosas, sean de una índole u otra y en realidad, nada es así.
La perfección existe cuando eres capaz de ver, de sentirte en calma y paz contigo, para luego abrirte a compartirte.
Y sí, la consciencia de tu ser superior es en ti, nunca está fuera, del mismo modo que jamás has avanzado en soledad a lo largo de tus vidas. Tu clan, la familia álmica a la que pertenecemos siempre está. Por ello, es fundamental y necesario que te permitas sentirla. Pídele que se manifieste en ti y puedas tener claridad.
Píde ayuda a tu Alma, para alinear tu sentir.
Sí, la humildad es capaz de abrirte al perdón. Porque transitar por ella, te ayuda a comprender que si te dañas, también lo haces al resto, de igual manera que si les entregas tu amor, compasión o cuidados, también lo harás hacia ti, pero ha de ser desde el amor incondicional personal, puesto que es donde nace. Sin esperas porque se produzca un cambio por ese compartir.
Entrégate a la vida desde ti, porque solo así podrás entregar y recibir de manera recíproca.
Como es arriba es abajo, como es dentro es fuera. Feliz presente, hoy y siempre.