Te molesta el sonido que tu respiración provoca y, no alcanzas a saber el motivo de esa molestia. ¡Estoy bien! Te repites. Pero la tristeza emana de tus ojos, y se ha quedado el brillo que emitías. Incluso tu obligada y forzada sonrisa, ni se acompaña de una mínima sonoridadContinuar Leyendo