Ruido. Ruido. Ruido. E incansablemente insiste y persiste en tu cabeza ese murmullo por el cuál no alcanzas la calma interna que pretendes. Sí, sucede que en ocasiones queremos nos acompañe el silencio, pero pero razones ajenas a la propia voluntad se vuelve un contínuo bullicio que no nos permiteContinuar Leyendo