Se pasa la vida,
los días.
Todo lo que tiene que pasar se sucede, incluso sin que sea lo que quieres que pase.
O al menos, así lo ves tú, que crees en tus pensamientos.
Realmente solo sucede en una parte de la existencia en la que te encuentras, mientras la otra parte, se detiene a lo suyo, a hacer sin pensar, solo siendo.
No se detiene a ver qué es lo que puede hacer para acompañar al ser que tiene cerca, porque se sabe Uno.
Desde ese instante empiezas a confiar más en ti, y menos en el resto de seres ajenos a ti. Aunque en realidad, tú y yo somos el mismo ser, con lecciones diferentes en estadíos parejos.
Sí, nos vemos alejados del resto, aunque realmente no pensamos en lo similares que somos. No reparamos en cómo nos sentimos, o en cómo lo hacen los que están cerca de nosotros, a los que le hablamos y en ocasiones, son más bien gritos, o protestas, porque no sabemos cómo gestionar nuestras propias emociones.
Frustraciones también.
Dejamos de observar todo y cuánto hemos vivido del mismo modo que lo ha hecho la otra persona, aunque simplemente de otra manera, en otra forma, o incluso en otra vida.
Porque si estamos aquí, es muy posible que vengamos de otros tiempos en los que también, nos hemos necesitado para aprender, para recordar.
Avanzar hacia el regreso el Hogar es el camino de cada uno de los seres que habitan y habitamos este tiempo…
¿Te atreves a despertar?
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