¿Qué tal, cómo estás?

Hacerte preguntas es querer conocerte.

Saber más de la persona amada.

Importa que te detengas en ti, que sientas tu interior y que hagas un chequeo de cómo es el exterior que te acompaña.

Sentir cómo estás cuando te despiertas, averiguar si sientes agradecimiento por ese nuevo despertar, es importante.

Del mismo modo que hacerte preguntas, tal que cómo te sientes, o si hay algo en tu vida que pudiera ser mejorado, o modificado.

Saber qué ocurre en tu presente te ayuda a hacer consciente otros detalles que tal vez, se te escapan.

Si te das el lugar que te corresponde, si te amas sinceramente, si quieres ser mejor interiormente, todo esto te ayuda a soltar viejas creencias o aprendizajes que hasta ese momento tenías y que considerabas como los acertados para ti, pero que realmente no lo eran.

Y es que cuando tenemos oportunidades de avanzar, pueden estar promovidas por la falta de algo que quizá no veíamos, o es el propio proceso de ir creciendo y como tal, se corresponde con el siguiente paso.

No siempre hay que sentirse mal para tener como resultado el avance, sino que todo sigue un curso, un orden que está formado por decisiones tomadas, que nos van llevando por los caminos necesarios y por eso, no todo reside en sentirse mal para eclosionar, sino que es gracias a la toma de decisiones que seguimos el plan de vida que hemos traído para resolver la existencia que manifestamos.