Tanto guardas, para nunca dar.

La cuestión es a que temes. Cuánto de lo que te guardas, no es sino un ápice de ese miedo a no tener, a perderlo todo.

Por miedo dejas de compartir, hasta contigo misma.
Y entonces todo tu mundo se desmorona y crees, que es por la situación externa, y ajeno a ti.

Nada pasa porque si, sin un para qué, sin una intención. Él libre albedrío tiene siempre motivos, para que tu decidas lo que decidas, logres aquello que pretendes, y como tal, todo movimiento conlleva una lección y una lectura en sí mismo de dicha situación.

La cuestión es:
Hasta qué punto confías en ti, como para estar contigo sin fallarte.
Crees en ti, aún en esos momentos en que te parece escuchar, por todos lados o ver incluso en las señales que interpretas, que tú no puedes, que no vales lo suficiente, que tú no tienes lo que hay que tener para lograr ese sueño…
O resulta que te escondes, te mantienes a expensas sin verte, y no eres capaz o no quieres, ni mirarte.

La vida puede ser cruel, pero en realidad, somos nosotras las que nos causamos la mayor parte del daño.

Aceptamos muchas veces lo que no queremos, por creer que no podemos, porque no somos capaces de dar nuestra opinión. Por no sentir en nosotras el poder, del valor que tenemos.

Nos hacemos pequeñitas mirándonos en el espejo y viendo, a una simple niña, en vez de a una gran mujer.

El valor de aceptar el proceso en que estás, te ayuda a ser capaz de seguir, y de avanzar.

Te hablo a ti. Sí a ti.

Y te digo:
Preciosa ¿Confías en ti?

Canalización 🤲🏻 ©AsunAdá enAmor Agradecida
ૐ Gracias por compartir la Canalización sin ser modificada

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *