Duele el dolor, pero más el sufrimiento cuando ves que nada se puede hacer. Cuando solo la espera es la fiel aliada a paliar los restos que permanecen de un cuerpo que en constante maltrecho va quedando sin luz, apagándose en el transcurso de los días, de lo que una vez fue vida y ahora simplemente resulta desesperación.

Y sí, todo pasa y sucede. Como ya ha sido anteriormente con otros hermanos y como seguirá siendo hasta el fin de los tiempos y concluya en el no tiempo, en la unión del Hogar.

Es posible que unas circunstancias sean dispares a otras, pero el resultado es el fin en todo su esplendor visible. Permanecen la vidas en los paralelismos pero no siempre estamos dispuestos a creer. Con todo el gran regalo de la Vida alcanza su máxima aleluya y retorna a la Casa donde nuevamente Es, donde no hace falta recordar porque simplemente se sabe.

Aunque el sufrir se apodera de tus emociones en tiempos complejos de separación, todo es poco para agradecer lo que ha sido. Las experiencias compartidas en esta vida y tantas otras, alimentan a la esencia.

Siempre enAmor Agradecida ©AsunAdá

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *