Todos tenemos un para qué. Un propósito para alcanzar en esta vida, al igual que ya ha sido en otras y, si retornamos a una siguiente pues también habrá de nuevo un motivo. O bueno, varios, aunque estén enmarcados en un amplio significado dentro de la propia esencia.
Con esto, un término conocido por muchos, por la propia búsqueda de un bienestar mayor para uno mismo y para todos los seres es el de “ikigai”, un nombre que llega de Japón y se traduce como la razón de ser o la razón de vivir. Y, ¿quién no tiene una, o más de una, para seguir cada día entre idas y venidas de experiencias prósperas o menos agradecidas?
Si conoces el sendero por el cual ir en el caminar hacia tu propósito de ser tu mejor versión, hacer y cumplir la voluntad para la que has venido a esta vida, todo cobra un sentido de realidad que, en muchas ocasiones ni tu mismo entiendes. Y claro, cuando sigues y avanzas, llega un momento en que dejas de pensar en qué entiendes o no y simplemente te entregas definitivamente a la Divinidad que sabes, habita en ti. La que siempre guía del mejor modo posible tus pasos. Desde ahí sí, que todo cambia.
Tú mismo empiezas a recordar el sentido de sentir. Aquello que sabías era, pero que por alguna razón no lograbas alcanzar. Y un día, tras muchos pasos, experiencias, dolores y también vidas, el todo se manifiesta conscientemente en ti, y lo demás que creías, deja paso al sentimiento que es en ti plenamente. Te sabes lleno del Todo. El ikigai que pretendías, se hace consciente en todas y cada una de las posibles manifestaciones en ti, contigo.
La vida nos regala sonrisas, también dolores con los que experimentar, sanar y crecer, pudiendo resultar divertido, extraño, curioso, raro cuando menos como yo. Pero todo, en el momento justo, sucede.
El milagro del espejo se presenta para decirme:
Alto, es momento del encuentro. Es tiempo de despertar, de despojar a la cebolla de las infinitas capas que realmente, siempre han tenido un claro principio y fin. La última, es la que envuelve.
Si encuentras tu ikigai, quizá es el momento de hacer caso a esa esencia que te habita. De igual modo, solamente tú eres quién decide qué hacer en cada uno de los instantes en que eres, y respiras. Experimenta desde el Amor la Dicha de vivir.
Canalización 🤲🏻 ©AsunAdá Siempre enAmor Agradecida