Opinar, sin ser llamado
Te gusta dar opiniones sobre lo que ves, de lo que tienes frente a ti. Y poco te gusta escuchar cuando otros, se refieren hacia ti. Ponerse en el lugar de la persona que tienes enfrente no siempre{ Continúa }
Te gusta dar opiniones sobre lo que ves, de lo que tienes frente a ti. Y poco te gusta escuchar cuando otros, se refieren hacia ti. Ponerse en el lugar de la persona que tienes enfrente no siempre{ Continúa }
Cada día, tanto nosotros como el mundo, cambia. Queramos o no, afortunadamente, se producen hechos a los que no hemos de darle permiso, simplemente, ocurren a conjunto de la propia experiencia de lo que atañe a la vida.{ Continúa }
Piensas y sientes sin tener claro qué te ocurre. Como cuando parece que hay que hacer lo que se espera de uno y claro, no pasa nada, hay que hacerlo y así lo hacemos. Acaso, alguien te pregunta{ Continúa }
Quieres y no puedes. Puedes y no quieres. El pensar se hace clave cuando se repite con vueltas infinitas en el laberinto del reencuentro, sin que este llegue. Y es que la salida, está en el interior. Por{ Continúa }
Hacer caso a lo que oyes. Entender lo que escuchas. Saber qué te quieren decir. ¿Cómo es la comunicación contigo, entiende tus mensajes el entorno al que llegan? Lo que escuchas puede ser lo correcto, es decir, conforme{ Continúa }
El fluir del agua resulta un bálsamo de magia, menos cuando la padeces. Por lo general ponemos matices que no siempre son los adecuados, porque lo que es bien para ti, quizá y para mí no lo es,{ Continúa }
Cuando miras al resto y te preguntas qué coño estás haciendo para no avanzar. Para decidir permanecer estática, cuando realmente tu consciente te dice que alces el vuelo. Con este conjunto de pensamientos me sacudí en la madrugada.{ Continúa }
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