Sé tú,
y como quieres que sean contigo.
Trata a todo lo que te rodea,
tal y como quieres que te traten.
No pidas,
lo que no te das.
Aprender es algo que nos lleva un tiempo, o más de uno.
No se trata de que seamos más o menos inteligentes, sino porque la vida, es tan maravillosa que nos regala el espacio tiempo para que aprendamos a disfrutar de los momentos, de los procesos, de todo. Y para ello, es importante hacerlo desde dentro, desde el corazón.
¿Qué mejor que sentir el amor que tienes?
Esperar a que alguien te ofrezca lo que le sobra, no es la manera. Tampoco que te den lo que tienen con limitaciones, porque de algún modo, sería pretender que se queden a medias. Pero esa no es la verdadera cuestión.
Porque en realidad, que se abra una puerta que ha de permanecer siempre así, entreabierta a la vida desde el amor, sí es el camino, no lo es cuando pretendemos obtener lo que no nos damos.
Cuando de primeras, te entregas al amor de tu verdad, tu esencia, entonces, puedes optar a que ese compromiso que te concedes, sea equitativo respecto a lo que recibes. Sólo así te abres al mundo desde tus entrañas, desde tu pureza.
Si el hecho de amar, no empieza contigo, en ti desde tu afecto, no podrás recibir el amor incondicional de nadie más.
¿Por qué?
Porque eres tú quién no se lo da, y ese motivo te impide poder recibirlo, y tampoco dárselo a otras personas.
Te preguntas cómo se produce la magia en la vida, y puedo decirte que nace en ti:
Recibes después de amarte incondicionalmente.
Porque te permites.
Todo empieza contigo.