Los errores no existen.
Se trata de lecciones que hemos de experimentar.
Tomamos decisiones.
Es el propio proceso, junto a los hechos y los resultados que obtenemos, los que adquiere una imagen.
Le damos forma.
Ponemos nombre.
Otorgamos significado y utilidad.
Todo ello, con el propósito de tener controlado lo que es.
Lo que creemos es.
Vemos unas imágenes que creemos son reales por el hecho de haber salido de nosotros, de nuestras mentes.
Mientras que, a lo Único que Es, le tememos.
Nos inventamos la distancia. Nos creemos “más”, mejores y especiales, frente al espejo que vemos y que nos regresa la imagen de alguien ajeno, porque si nada hay, tampoco nosotros.
Si quitamos a Dios, el resto no Es.
Ahí, deberíamos ser también nosotros. Pero no, nos hemos venido arriba en un mundo creado y creído.
La realidad, es despertar.
Es reconocernos y con ello, aprender a desaprender.

Aprender a perdonar y a perdonarnos, por lo creado que no existe.
El amor es el camino y el perdón el vehículo para solventar esta encrucijada.
Te comparto unas preguntas que tal vez, te apetece hacerte…
¿En qué realidad te encuentras?
¿Crees en Dios?
Como parte de Él, puesto que eres Su Hijo, ¿Recuerdas para qué has venido?
Seas, como te corresponda, perdonate y perdona. Ama y ámate.