Hay momentos en los que nada
parece tener un orden.
Incluso el propio desorden
es la solución.
Es entonces, cuando has de concluir que la importancia de la existencia, está en vivir el instante en que te encuentras.

El presente.
Disfrutar del encuentro que tienes, de todo en lo que estás, sin separar.
Sin juzgar.
Detenerse a sentir el ahora, es el regalo de un mundo que se expande hacia el reencuentro.
No corras sin mirar, observa sin parar.
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