La solución, es llegar a conclusiones y ponerle nombre y apellido. Lo que se dice: reconocerlas.
Todo empieza dentro, en el corazón.
Sí, parece muy obvio, y lo es, pero no siempre le damos la importancia que realmente tiene. Intentamos esconder lo que sentimos, creemos o lo que sea que nos sucede, y en demasiadas ocasiones lo hacemos porque no se sientan heridos otros, por no ser como ellos. Y es que cada quién tiene sus propias decisiones, de igual modo que tienen sus posibles senderos y la decisión de caminar por dónde sientan que han de hacerlo.
Sí, es maravilloso darse cuenta de cada logro conseguido, porque lo has hecho desde tu confianza.
Mientras escribo esto, me llega algo personal para contarte, con lo que lo hago.
Resulta que escribo a través de un iPad, lo hago en la distancia, con un teclado inhalámbrico mientras pruebo este sistema. Lo cierto es que las gafas que tengo actualmente ya no me alcanzan demasiado jajaja, he de cambiar nuevamente las progresivas y sí, es una locura porque casi voy a 1 o 2 por año… mantengo la montura menos mal, pero los cristales se escapan a mis ojos.
¿O será al revés?

El caso es que estiro el tiempo en lo posible y ahora, como te decía, estoy dándome una tregua o mejor he de decir un reto. Por eso estoy probando la distancia entre la pantalla y el teclado, que sí, este está sobre mis piernas a la que escribo.
Y todo esto viene para contarte lo agradecida que me siento de las clases de mecanografía a las que fui cuando vivía en Verín, lo cierto es que me tocaban las mías y las de mis hermanos mientras ellos estaban en la piscina… Las cosas de ser la pequeña responsable con sus tareas y del resto y cierto, a las que lo de estar en bañador con gente no conocida, no le gustaba demasiado…
Con los años he ido dejando en libertad muchos sentires que no me pertenecían. Tal vez fueron, o son, porque aún queda alguno por ahí, mi abundante herencia terrenal.
Pues sí, de todo ello aprendí muchísimo. Cómo escribir mirando a la pantalla, antes era al folio de la máquina de escribir, sin mirar al propio teclado, y hoy, me siento más feliz al recordarlo.
Me siento dichosa porque sigo haciéndolo.
Si te pasa lo mismo, agradece eso que has logrado, porque cada paso dado, te permite reencontrarte con tu verdad, con tu Yo Soy. Lo que es lo mismo, reencontrarte con Dios.
Hacemos cosas que en su momento no entendemos, no queremos o nos sentimos en la obligación de ello, sí, cierto, También es cierto que, desde el perdón, primero hacia tu propio Ser, y luego hacia las situaciones o experiencias mismas y el entorno, es posible sanar, liberarte del sentimiento de culpa o de miedo.
Sí, es posible salir de todo lo que en tu día a día sientes que no está bien contigo, que no te lo has merecido pero, sólo desde el perdón lo consigues.
Ten presente a quién otorgas el poder de tus decisiones. Feliz presente, hoy y siempre.