En ocasiones me siento así,
perdida en el mundo.
Tal que, extraviada
de mi.
Sucede a veces, que te dejas llevar sin ir,
o te pierdes mientras ni te buscas
porque, qué más da, si al final
acabas por encontrar esa parte de ti
que, hace las veces
de tu absoluta presencia.
La que te acaba por dar la forma,
la que dice, o dictamina,
que eres Tú.
Acaso, no te pasa a ti que, das vueltas buscándote y resulta, que estabas ya en tu centro, pero el mundo decía que estabas loca, porque no eras como los demás.
Sí, incluso ahora, cuando el mundo está lleno de libertades, es cuando más castigos hay. Cuanto más se controla, más se somete y menos se sabe. Y se quiere ocultar.
Y es que sigue siendo, aún sucede sí, en este tiempo en que estamos, en el que todo parece y resulta ampliamente maravilloso y abierto, que no lo es. Se juzga más al vecino y a uno mismo, de lo que aparentamos. Se transige menos.
Se etiqueta todo.
Si no hay una muesca en la que puedas formar parte, te creas una, o las que necesites, o sino seguirás sin existir. Por eso, has de tener identificación, ser visible en el mundo virtual, ya no sirve el quién eres, qué haces y tan importante cómo, ante ti, una infinidad de (#) hashtag te definen en todo tu.
Y yo me pregunto si esto es libertad, porque escucho a quienes no les gusta que les etiqueten, resultando que son casi siempre, tan básicos a la hora de esa necesidad de identificación.
El mundo ha cambiado si, la cuestión es el ser humano se alimenta bien con su esencia, o está perdido en esa incoherencia en la que la sociedad se ha envuelto y tantos no saben ni cómo funciona.
Ajeno al exterior, alimentar al individuo interior es primordial para hacer frente a los mundos paralelos llenos de tanta incomprensión que desde la infancia, pasando por la adolescencia necesita ayuda.
Un abrazo real no sustituye a nada, que el metaverso te pueda aportar, y una relación sana, se construye con paciencia y sin etiquetas, por más que la modernidad esté en el día a día.
Sí, me río, de tristeza de dejar pasar el tiempo, de creer que nos aman, o nos amamos, cuando realmente nos están controlando o nos estamos dejando llevar lo que otros decidan por nosotros.
Yo soy libre, porque así me siento.
Porque Soy.
Porque cada día, hago todo como siento, sin ánimo a ofender. Simplemente funciono con lo que nace de mi corazón, así es mi vida, toda yo en ella.
Y si no resuena, entonces el camino no es ese, hay que decidir otro. Ya no me sirven las mitades.
¿En qué sentir de libertad te encuentras?
Si te apetece me cuentas, el mío, ya lo sabes. Gracias por ser parte de mi camino.
Mensaje Espiritual canalizado por Asun Adá ૐGracias por compartir la #Canalización sin ser modificada #enAmor