Cuando estás abierto al mundo, éste te trae oportunidades que, tal vez, ni contemplabas como posibles.
La idea de un trabajo acorde a tus gustos, haciendo lo que realmente te apasiona, la familia que querías formar, la ciudad donde querías vivir, etc, sea lo que tengas en la imaginación, puede llegar a materializarse.
Vivir acorde a tus sentimientos, es el camino.
No siempre vas a hacer lo mismo, por más que algo te guste, los cambios existen tanto dentro de ti, como fuera. Si te paras a pensar en cómo eres, puedes ver que una pasión la puedes seguir haciendo, pero de manera diferente a hace un tiempo, y efectivamente, continúa en tu vida.
Uno evoluciona, y sus maneras cambian, aunque el camino por el que va sea en apariencia, el mismo.
Si estás en ti, verás que eres diferente.
El éxito es alcanzable, si sales a su encuentro.
Cuando te arriesgas haciendo lo que quieres, porque es lo que llena tu interior, puedes acompañarte de nuevos pensamientos que suelten los que tenías, que modifiquen tu conducta y te ponga a pleno rendimiento de conocimiento, pues es desde esa postura que podrás llegar más allá, con mentalidad de liderazgo y confianza.
Puede ser, que en el transcurso del camino, tengas que seguir aprendiendo lecciones claro está, cómo sino podrías avanzar. Con todo, la dureza que puedan tener, es otra oportunidad más, para crecer y ser consciente de esos procesos que vas teniendo.
No creas que uno llega sin más a la cima de una montaña, antes, ha tenido que entrenarse duramente, superar sus propios miedos, dolores o pensamientos que pudieran desencadenar en bloqueos.
Así es cómo puedes prepararte, día tras día con constancia, ilusión y respeto hacia todo lo que haces, hacia ti.
Porque la vida, es Amar lo que haces, si es lo que nace en tu Alma, y te dice el corazón.
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