Los propios encuentros con tu alma, abren el camino hacia tu vida.

En ocasiones, puede ser que te encuentres con ganas de gritar y querer salir corriendo del lugar en el que estás, pero hay mucho, más allá, que te lo impide.

Lo sé, tampoco es fácil hacer lo que quieres, lo que te apetece, no es cuestión de depender de la imposibilidad física o mental para llevarlo a cabo, sino que algo en ti, te impide volar. Llegar a desatar ese bloqueo es tu cometido, es el modo de salida hacia tu verdad.

Quieres ser la persona que sientes hay dentro, la que te dicen eres. Parece realmente otra, que está oculta tras esas capas y máscaras que, hacen que el tiempo sea lento para ti, y a la vez es fugaz para tu alma.

Tienes días buenos, y otros mejores.

 

Claro que seguramente también de esos que consideras malos.

Todos son los que necesitas tener para que te  des cuenta de lo que haces, qué tienes, o en sí de tu vida. Alternar entre diferentes estados hace que te detengas a analizar, que te des tiempo para ver más allá de lo que aparentas.

Hacerte preguntas del estilo a si estás haciendo lo que te hace sentir bien, si te sientes realizada, o si cambiarías algo del presente, son opciones para conocerte. Con lo que podrás tener claro un poquito más de ti.

El estado mental y la vibración en la que te encuentras, es algo que marca el ritmo de tus días. Saber que puedes cambiarlo, mejorarlo, elevarlos para sentirte bien, es una característica que te conviene aprender para llevarla a cabo cuando te haga falta.

Meditar es un ejercicio que te ayuda.

 

Centrarte por un tiempo, en mantener tu respiración, permite alcanzar la calma interior, y a la vez, centrado en ella, puedan aparecer nuevas ideas, visiones, olores, colores o sentimientos que te permiten identificar aquello, que has de saber.

Si simplemente te dedicases unos minutos, los que puedas, a meditar, podrías experimentar cambios que te sorprenderán.

Medita, alcanzar la calma interior hace que logres saber quién eres, y cuál es tu camino a realizar, Canalización por AsunAdá

Te propongo un sencillo ejercicio:

Busca un lugar tranquilo donde puedas estar sin que no te moleste nadie.

Siéntate en una silla, mantén la espalda recta y las piernas hacia abajo, pisando el suelo. Permite a tus manos reposar sobre tus piernas.

Mantén la tecnología en silencio, apartada de ti, de manera que no pueda crear interferencias. Si quieres pon música tranquila, o sonidos de naturaleza, o sin nada, que tampoco hace falta. Con que estés tú, y mantengas una postura recta, y cómoda es perfecto.

Ahora, con los ojos cerrados, respira fuertemente 3 veces, inhalando profundamente y soltando todo el aire por la nariz de manera también intensa. Tras esto, vuelve a tu manera de respirar, como lo sientas en ese momento. Procura ir calmando tu respiración, si es que no la tienes así, inhalando y exhalando por la nariz, muy tranquilamente.

Mientras haces los ejercicios de respiración, tu atención ha de estar en ellos, en el aire que entra bañando todo tu cuerpo y el que sale con lo que a tu cuerpo no le hace falta. En ello irán miedos, tensiones, dolores, estrés, etc, todo lo que te ha estado dañando.

Durante el tiempo que puedas, si no tienes prisa, déjate llevar sin más.

Mantente así, inhalando y exhalando y tu atención centrada en ello.

Si te desvías de esa atención, simplemente regresa a ella.

Podrán llegarte soluciones a preguntas pendientes, ideas para hacer algo, lo que sea necesitas saber, o no, pero la calma estará en tu interior. Este proceso puedes hacerlo siempre que sientas que quieres respuestas, o si estás nervioso por algún motivo. Solamente, céntrate en tu respiración calmada, tras haber hecho las 3 intensas.

No hace falta que pongas alguna intención concreta, si aún estás empezando y no quieres complicarte. Eres libre claro está, de pedir ayuda a tus guías y a quién consideres, hazle las preguntas, o pide que te tranquilice ante la situación que vives.

Cuando sientas que has terminado, ve siendo consciente de ti, de todo el cuerpo. Puedes ir poco a poco moviéndote, y regresando así a este aquí y ahora, a dónde estás. Y abre los ojos cuando lo consideres.

El hidratarte, con agua, te vendrá bien.

Te recomiendo que escribas lo que has sentido y experimentado en el tiempo de meditación. Es posible que más adelante tengas que echar mano de esas notas, recordar en ese instante es fácil, luego como por arte de magia se nos olvida y estará perdido para que puedas releerlo.

Muchas veces no entendemos lo que nos sucede en las meditaciones, qué significado o sentido tiene lo que ha pasado, pero cuando sea el momento, lo reconocerás, verás que la respuesta está en tus notas.  Recordarás lo necesario, o actuará en el inconsciente si es necesario.

El tiempo que dediques, tal como las decisiones, siempre son tuyas.

También puedes hacer el ejercicio en la naturaleza, si tienes la posibilidad es un encuentro mágico.

 


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