Reconocer todo lo que hemos logrado, es un trabajo gratificante al que deberíamos dedicarle al menos, unas horas a la semana.
Cierto que el tiempo en sí no es tanto la clave, y sí el hecho de pasarlo con nosotros, de conocernos y de tener claro cada detalle del propio proceso. Y aunque quizá seas de esas personas a las que no le preocupa demasiado, o nada el cómo vas, si de verdad quieres avanzar, es algo determinante a llevar a cabo, puesto que es uno de los pasos en los cuales poder detenerte para conocerte.
En muchas ocasiones sabemos qué nos gusta o qué no, pero nos falta ese absoluto de conocer el camino por el cuál ir, sabiendo que algo está fallando en nuestros pasos. Puede ser que simplemente se trate del hecho de decidir hacerlo y dar el paso de hacerlo.
Aunque tal vez no sea fácil.
Lo primero es que reconozcas qué te está sucediendo, solo así sabrás cuándo es el momento para dar ese paso, nunca podrás llevarlo a cabo, si no eres consciente de él, y si no estás preparado para ello.
Las cosas son cuando estás listo, ya lo sabes, y después de ello, igualmente eres tú quién decide si realmente quiere dar ese salto o seguir por el camino que hasta ahora tenías.
Cierto que si algo en tí no está del todo bien, si vibras en diferente armonía y “lo sabes”, nada va a ser como antes. Es decir, no podrás ignorarlo sin más y seguir viviendo, puesto que algo en tí, en tu interior, seguirá dando vueltas, por más que pretendas mentirte o engañarte con otras ocupaciones.
A mí me pasa, que quiero hacer algo, o sé que he de hacerlo, y a veces, me digo que no es el momento. Y lo que en realidad estoy haciendo, aparte de mentirme a mi misma, y lo sé, es tratando de complacer a otros con esa decisión, da igual de qué se trate, o lo que sea que se espera de mí. También me hago creer, que no puedo dar ese paso.
Pero he de decir a mi favor, que frente a esto, sigo en mis trece de hacerme más fuerte para afrontar cada reto y sí, llevarlo a cabo.
Porque yo misma me pongo a prueba con decisiones, con especular a ver si tengo razón en mis sentimientos, en cómo capto el proceso de lo que me ocurre, si me hago caso o me escondo ignorando a mi intuición, la que siempre me acompaña y avisa de todo.
Sí, del mismo modo que la vida es un juego, también conlleva sus procesos, y saber reconocer cada episodio es fundamental para crecer.
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