Hacemos, sin ser conscientes, de que podemos importunar a otros. O ayudarles.
Tomamos decisiones sin darnos cuenta, de que no son las apropiadas para nosotros, pero nos sentimos influenciados por lo que vivimos, sin dejar que guíe verdaderamente nuestro corazón.
Y con todo, lo sabemos y seguimos.
Esperamos que por arte de magia, la vida nos cambie, sin hacer nada al respecto, y no llega ese momento. Ni lo hará nunca.
La experiencia de estar aquí, de vivir, es reunir los hechos necesarios para que seamos conscientes.
Es decir, tendrás infinitos caminos y oportunidades para poder elegir por dónde ir, y entre ellos, estará el tomar las decisiones de hacer unas labores u otras, entre ellas, se encuentran, el que puedas ver dónde estás. Que decidas los movimientos, que los lleves a cabo y entonces, aparecerá la magia que estabas esperando, porque estarás haciendo con tu vida, aquello que realmente quieres. Y así funciona, en todo lo que puedas imaginar.
Cuando realizas ciertos movimientos, sin tener en cuenta los posibles daños a otros, sin ver qué es lo correcto para todos, entonces el camino no es apropiado, porque no observas, ni ves más allá de ti.
Te importa tu bienestar, y aunque no lo hagas por mal, ni mucho menos, causas algunos destrozos a tu paso, mientras pretendes avanzar.
Y todo, por el simple hecho de no mirar a tu alrededor, y comprender que con cada hecho, estás dañando lo de fuera, y revertirá en el interior.
Tu bienestar, a costa del de otros, no es una gratificación, sino que provoca el efecto contrario.
Cada uno de tus movimientos es importante, tanto, como para ser referente en tus días, la vida que tienes internamente, como la que quieres y lo que vives, dependen de tus pensamientos, hechos y las decisiones que tomas.
¿Dispuesta a vivir la mejor y plena experiencia de tu Alma? Entonces, ten presente, a la voz de tu Ser.
Feliz Presente.
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