Nadie es imparable, tampoco incansable.
A lo largo del día vamos sumando labores. Tareas nuevas, alguna pendiente, que al final llevarás a cabo, o incluso habrá, las que queden pendientes para otro momento, o quizá en el olvido.
Y es que vamos sumando etapas.
En ocasiones añadimos a las horas demasiados quehaceres que nos agotan.
Si no repones tu vitalidad, la energía que alimenta y mantiene sano tu cuerpo, tu esencia y espíritu, es posible que logres poco de lo que pretendes.
Tómate los tiempos necesarios, y mantén siempre el ritmo que te hace sentir en calma desde dentro.
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