Es fácil sembrar el odio, la rabia, la ira y el juzgar constante ya sea a uno mismo por sus propias decisiones, como a otro por ser diferente o igual porque, aunque no queramos reconocer aquello que nos desagrada y nos renueve por dentro algo, habita en nosotros y es justamente, lo que nos causa rechazo al verlo en otros.

El perdón funciona de un modo tan global, como amoroso es.

Cuando perdonamos desde el corazón, la única manera de que sea un verdadero acto de compasión, resulta de lo más beneficioso. Empieza a obrar desde nuestro interior para ser compartido y así, sanando nosotros expandimos la propia sanación. Es un sencillo trabajo interior y personal de humildad hacia los seres que somos en el mundo habitantes de este presente, los que forman parte de un pasado o los que aún están por venir.

El perdón es la magia que se remonta a generaciones de ancestros y se mantiene en los tiempos.

La importancia de seres libres que somos nos otorga la necesidad de sentir que recordamos quiénes somos de verdad, almas compasivas y libres conscientes de que el amor es su camino para seguir nutridas en la faz de la experiencia de vivir.

A ti que un día llorando te abrazé llena de lo que soy y, esa compasión me recordó que las lágrimas eran también mías.

Siempre enAmor Agradecida ©AsunAdá


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