Hacemos y dejamos pasar. 

Creemos pero sin confiar plenamente. 

Nuestras vidas resultan entre ideas y pensamientos, pero nunca acabamos de ofrecernos el reconocimiento del merecimiento. 

¿Por qué?

Pues muchas veces porque nos resulta imposible el simple hecho de vernos. De saber observar desde el interior y abrazar así el poder que tenemos. 

Y es que muchas veces no nos concedemos los tiempos necesarios. Cierto que algunos de ellos sí nos los concedemos, pero entre quehaceres y más. Rascando instantes en silencio para pasarlos con nosotros, pero a veces, no se trata del suficiente espacio como para saber qué sucede, para reconocer el origen, o el propio estado que nos encamina hacia algún lugar. 

La vida, es cuestión de tus decisiones. Deja de posponer vivir contigo. 

Feliz presente.


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