El viento mueve aquello que a veces, el aire, no logra despegar del suelo.
Y es que todos, cada uno de nosotros, tenemos días en que nos sentimos plumas y ligeros como tal volamos y nos dejamos llevar sin que haga falta ni un ápice de brisa. En otros días nuestro peso se asemeja más al plomo que ni el poder de una grúa lograría movernos.
Indistintamente de cómo estemos en este instante, hemos de recordar que el ahora también es mutable y bien sea con cambios bruscos, suaves o impensables si acaso, todo lo que creíamos podría ser, torna a lo inverso y obviamente viceversa. Si eres coherente contigo mismo, el resto no debería de importarte ni siempre, ni nunca.
Siempre enAmor Agradecida ©AsunAdá
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