Me sigo sorprendiendo, aunque me conozco y sé que realmente, aunque no tenga ni la más mínima idea, Soy así. Podría intentar cambiar, pero, lo primero es que no quiero, no se me pasa por la cabeza más que querer saber más, conocer cada escondite que me quede y, seguir creciendo en la Luz. Por eso es que no entra en mis planes ese cambio, sí el evolutivo que es constante, intrigante y efímero lleno de más y más oportunidades.
Pienso en ello por el hecho que hace apenas un tiempo me ha sucedido y por eso, resultó el ponerme a escribir con esa base y su análisis de desarrollo.
En sí como te digo, no es algo nuevo, pero sí lo es el resultado.
Te pongo en situación de cómo ha sido:
Caminaba por la zona vieja mirando la evolución en el proceso de colocación de las luces de Navidad, algo que verdaderamente me encanta, ese Espíritu que se respira, que llena el Alma haciendo que todo tenga una intensa Luz. Un tiempo de sinceridad contigo mismo en el que poder sentir más allá, a Dios, a Tu Esencia.
Pues entre esas sensaciones que mi cuerpo físico va teniendo mientras camino y recuerdo con amor el recuerdo del Hogar, avanzo en mis pasos calle abajo, por una de las que a ambos lados, tienen soportales. Se puede ver el agua que corre por allí, la que procede de la limpieza al cierre de los locales que aún pueden abrir en esta época.
Delante de mí, a unos poquitos pasos, sale de pronto de izquierda a derecha un chico tambaleándose de una forma extraña y con movimientos raros y lentos. Tras él, una chica con uniforme del trabajo, un despacho de pizza próximo, le da alcance al otro lado de la calle. Con gesto rápido le quita algo de entre las manos. El chico apenas muestra resistencia, a pesar de que le dobla en volumen, pero sus movimientos son toscos, como te decía.
Cuando ella se gira para regresar al local, había ya salido otra compañera para ver con más claridad qué está sucediendo, y descubrir que le había tirado unas cuantas cosas al suelo, a la acera bajo soportales, y mientras tanto daba cuenta de las porciones, que según decía en alto, les había robado. Mientras tanto, el chico había regresado sobre sus pasos y estaba ya, sentado cerca del local, comiendo la pizza que logró mantener en sus manos.
Si, los hechos siguen, no quedaron ahí, pero sí lo hicieron para mí.
Esta experiencia que hoy me movió por dentro lo hizo, no menos ni más, que otras veces. Lo que sí es que me permitió conocer algo más sobre mi estado.
He logrado no juzgar y tampoco sentir algo que no fuese más que nada. Quiero decir, que he podido dejar atrás el sentimiento de dolor que tantas veces he tenido, de juzgar el hecho de quien lo hacía bien y quién no; de sentir lástima por el que sufre el robo y por el que está en otra consciencia de actitud.
Y es que en realidad desconozco las elecciones de alguien que no sea yo, no sé qué han decidido sus almas como camino. Por eso, quise saber qué me había pasado con lo que acababa de presenciar, con lo que estaba haciendo en mí una reacción que no conocía.
Doy gracias a Dios por todas las oportunidades que me permite experimentar.
La reflexión de hoy es tan personal como divina. Entiéndase que me refiero a que me ha sucedido a mí y la cuento, pero estoy segura de que tus días son igualmente intensos, repletos de ideas, de oportunidades y lecciones para aprender según necesites. Importa que te tomes tiempo para estar en ti, si es que aún no lo haces, y que te des la oportunidad de conocer cada espacio de TI, para saber si tus respuestas y reacciones son, las que verdaderamente quieres que sean.
Gracias por permitirte.
Canalización 🤲🏻 ©AsunAdá Siempre enAmor Agradecida
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