¡Y si te digo que tu realidad puede cambiar, sólo por responsabilizarte de lo que es tuyo!
Esto le pasó a una casa, a la que no paraba de entrarle agua, hasta que su dueña, por fin, tomó las riendas, se hizo cargo y simplemente aceptó el hecho de que era ella quien debía gestionarlo.
Obviamente el resto es cosa de expertos e intermediarios.
Han pasado años dando vueltas. Intentando ganar una lucha, que de primeras, sabía que no me correspondía. No era del todo mía.
Sí me pertenecía estar, ser una parte más en el juego, y eso es lo que todo este tiempo, he estado haciendo.
La historia se remonta aún mucho tiempos atrás. Se suma el presente al legado familiar, entre ancestros y el ADN de la herencia matriarcal con mi madre. Y como no puede ser de otro modo, a esto, le toca ser arreglado por el clan de las mujeres, como siempre ha sido, y será. A ella le corresponde llevar la batuta.
Todo es en su momento, nada resulta antes.
Y yo, en medio de nada, y de todo.
Por unas y otras, porque no hace ni quería responsabilidades. Me tocaba a mi, ser la gran heroína del cómic, esa que no salía adelante y nunca llegaba a escribir el FIN. Capítulo tras capítulo he ido juntando unos cuantos años llenos de mucho y a la vez, vacíos de mucho más.
La desesperación me llegó hasta el alma que, cuando nos ve aquí, en la casa del agua, aún apenas hace días, respirábamos el dolor.
Me cansé por hacerme cargo del peso que suponía un querer, pero no lograr más que negativas. Todo lo que se proponía, caía, no llegaba a algún fin sano. Hasta que fui de verdad consciente de que realmente no me pertenecía la última palabra y por tanto, la decisión de algo. Y a quién si, por el momento, no se hacía cargo de semejante realidad.
Ella quería pero no acababa de hacerse ni con su propia esencia. Se lo cuestionaba todo, porque hasta a ella misma se ponía en duda. Como lo hacía con las posibles soluciones, quedando de nuevo sin una firme, para salir adelante con ella. Y es que el Amor no nace de la nada, ha de brotar del corazón, desde el sentimiento a una misma.
Cuando tú eres capaz de sentirte, entonces puedes sentir el resto. Por eso, nada salía, nada veía, todo era como invisible, porque ella no se apreciaba de corazón.
Si te entregas, te reconoces, te concedes el merecimiento, entonces puedes provocar el cambio en los otros también. Poco a poco es un trabajo que todos y cada uno de nosotros vamos haciendo.
Yo me ayudo, y a la vez, a los que tengo más cerca, a los que me leéis, o me veis, todo indistintamente de que os conozca o no. Pero si no hago nada por mi, por mejorar, tampoco podré ayudaros, porque no podré ser ejemplo desde mi propia salud y bienestar.
Todo es en su momento, nada se produce fuera del momento justo.
La casa, extrañaba a mi madre porque realmente es suya, y ha estado muchísimo tiempo alejada sin querer saber de ella. En el momento en que se posicionó para dar un paso, toda la realidad que nos lleva costando dolores de cabeza de más de 15 años ha dado un giro de 360 grados. Sí, es el momento perfecto porque así, ha de ser.
Me alegra tanto venir y poder ver los cambios. Que sea como sea, ahora está siendo así.
Toca hacer frente a nuevos caminos y es precisamente lo más interesante, que nunca sabes cuándo te vas a sorprender, o dejar de hacerlo.
Hay algo que tengo muy claro, y es que cuando dejas de hacer, desde el sentimiento maravilloso del Amor, entonces la vida te regala nuevo mundo lleno de oportunidades, si le sigues dando permiso, y sin lugar para el miedo.
Mensaje Espiritual canalizado por Asun Adá ૐGracias por compartir la #Canalización sin ser modificada #enAmor
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