Asomaba una gota,
pero no era una lágrima
sino una simple
llamada a la atención
de su alegría.

A recordarse,
que era libre.

La mujer soñada era al fin,
la anhelada durante tantos letargos.

Como en los fríos inviernos que había pasado sola,
en la tristeza del bullicio, entre las gentes de la ciudad.

Ahora, en su calma,
y colmada de ella,
lograba el propósito,
por fin,
se veía plena
como si nunca antes hubiese existido….

Aunque tenía claro que
durante tiempos pasados,
ella,
¡ya era!

ૐ Gracias por compartir la Canalización sin ser modificada AsunAdá enAmor Agradecida

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