Ser pequeña,
requiere la humildad de tenerse presente,
y también
la de verse.
Porque es en demasiadas ocasiones que el mundo se hace tan grande, e intenso, que una se pierde en mitad de su propio universo. Y ha de aprender a salir al exterior. Ha de florecer.
Porque una flor, se abre paso de una semilla.
Como ese gran árbol que ahora se expande, a lo alto y ancho, para dar una basta sombra, también empezó así.
De ese mismo modo lo haces tú ahora, que vuelas alto tras dar tus primeros pasos corriendo después de innumerables caídas, que se dieron forma, y te han dado el valor de levantarte cada día. Luego de distintas zancadillas en las que has vuelto a tropezar, y en los nuevos escalones por los que avanzabas.
Y en realidad, poco de esto sucedido, te ha ido importando, porque sabías, que era parte del camino. Del tuyo.
Y aquí estás, en lo alto de tu sendero.
Dando esos pasitos, pequeñitos, tal que esa niña halada, valiente que eres, que siempre has sido. La poderosa mujer que habita en un semblante tranquilo, mayor, aunque joven, cansada, pero dispuesta a todo. Compasiva, humilde, dispuesta a acompañar a todo aquel que aparece en su camino, desde su lado más empático.
Así eres tú, capaz de ser estar para todos, y olvidándote un poco de ti, en algunos aspectos que sabes, has de mantenerte constante diariamente.
¿Estoy en lo cierto?
Disfruta contigo, pero sin olvidarte de ti. Siente a tu alma, escucha tus latidos y, descubre la voz de tus sentimientos.
Mensaje Espiritual canalizado por Asun Adá ૐGracias por compartir la #Canalización sin ser modificada #enAmor
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