El fluir del agua resulta un bálsamo de magia, menos cuando la padeces.
Por lo general ponemos matices que no siempre son los adecuados, porque lo que es bien para ti, quizá y para mí no lo es, y de igual modo puede suceder entre nosotros, o con el resto de personas. Pues de la misma manera sucede con el sentir del fluir.
Sí, claro que es mágico ser como el caudal de un río o del propio mar, que va y viene según el instante.
Podemos decir que el agua es vida y que ser, con su matiz de fluir de dejar ir y dejarse llevar es maravilloso.
Respetar es lo básico. No juzgar es el método para avanzar.
Pero si resultas que vives en la calle, o el espacio dónde te cobijas tienes goteras, ¿tendrías otro concepto a la hora de interpretarlo, verdad?
Pues así es la experiencia de la vida, lo que para unos es maravilloso, para otros puede resultar fatídico.
El respeto es la norma básica para que la vida de cada uno, sea plena.
No juzgar es el método para cambiar de nivel.
¿Y tú, por dónde caminas?
Yo he subido escalones y pisos, pretendo seguir.